SIEMPRE EN CAMINO PARA COMPARTIR LA VIDA

SIEMPRE EN CAMINO PARA COMPARTIR LA VIDA

Ya estamos en camino. En realidad, nunca nos hemos separado del camino. Lo que hemos comenzado es un nuevo curso y, como si del camino a Compostela se tratase, iniciamos una nueva etapa del mismo camino, la titulada Curso 2022-23. Es una etapa larga, con perfiles diferentes en sus muchos kilómetros de andadura. Encontraremos grandes llanuras, salpicadas por ascensos más o menos llevaderos, pero también montañas que separan valles, montes de duro ascenso y suave descenso; campos, aldeas, fuentes, piedras, sol, árboles y animales son elementos característicos de la ruta a Santiago y que en la vida adquieren un valor simbólico. Así es el camino, y con ánimo elevado lo caminamos.

Es el símbolo del camino el que nos va a acompañar durante este año escolar. Como objetivo nos hemos propuesto caminar compartiendo el camino, que no es más que compartir la vida, la existencia, lo que experimentamos, lo que somos. Reza así nuestro «eslogan»:

SIEMPRE EN CAMINO PARA COMPARTIR LA VIDA.

Vida y camino, camino y vida, forman un binomio de por sí inseparable. La vida la entendemos como un camino; el camino es símbolo de la vida. Cada paso, cada éxito, cada fracaso, cada momento y cada encuentro, cada experiencia y cada vivencia, son los hitos que en el Camino Jacobeo marcan los kilómetros hasta la meta en Santiago. Y a medida que avanzamos, la meta se acerca y se saborea lo logrado como parte de la propia historia personal.

Si preguntamos a un peregrino nos confirmará que el camino transmite, además, y fundamentalmente, una extraña sensación de que todo se sostiene en la capacidad que tenemos para compartir. A veces será la alegría de haber llegado a pesar de todas las dificultades, en ocasiones será el agua de nuestra cantimplora, o las palabras de ánimo que acompañan cualquier caminata: ¡Buen Camino!, en el caso de dirigirse a Santiago. Compartimos objetivos, sensaciones y motivaciones. Y nos basta con echar una ojeada a nuestra propia vida para darnos cuenta de que es esa precisamente, un camino en el que esencialmente se comparte.

En el día a día del colegio, compartir no es una opción. Es la esencia misma del ser parte de la comunidad.

Que eso significa, los que tienen todo en común, los que comparten. Compartimos todo, todo lo que nos rodea, lo que nos acompaña y lo que somos. Compartimos un «buenos días», compartimos el aula, el profesor de primera hora y de quinta y de todas las horas, compartimos un folio, un trozo de bocata en el recreo, bromas o mensajes en pequeños papeles, compartimos resultados de exámenes, promesas para el siguiente, ilusiones en proyectos comunes, en fin, todo, prácticamente lo compartimos todo.

No parece desconectado el objetivo del curso. Nuestras vidas, en camino, compartiendo. Y así lo queremos vivir y lo queremos compartir. Sin adornos, siendo nosotros mismos, enriqueciéndonos de lo que nos aportamos mutuamente, creciendo -haciendo el camino- juntos. Nos sentimos privilegiados por ello, porque tenemos la oportunidad de vivir esta experiencia sin mayores esfuerzos, que nos prepara para el futuro en el que lleguemos a una encrucijada que nos separe de la misma ruta, pero que nos mantenga en el mismo camino, el de la vida para compartirla.

¡Buen Camino!

¡Buen curso 2o22-23!

 

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