TIENDE TU MANO AL POBRE (IV Jornada Mundial de los Pobres, 2020)

TIENDE TU MANO AL POBRE (IV Jornada Mundial de los Pobres, 2020)

«Tiende tu mano al pobre«, versículo del libro bíblico del Eclesiastés (7,32), es el lema escogido este año para recordar en una jornada mundial a quienes por múltiples circunstancias y de muy diferentes formas, consideramos «pobres». La pobreza la podemos entender de dos maneras: la de aquel que carece de lo necesario para vivir con la dignidad que por ser humano merece, y la pobreza del corazón, la que en tantas ocasiones recuerda Jesús como la mejor actitud para quienes quieren ser sus discípulos, la de los «bienaventurados los pobres de espíritu» (Mt 5,3). Ambos conceptos se incluyen en el recuerdo de esta IV jornada mundial.

Los pobres que no tienen lo imprescindible para vivir dignamente, se han multiplicado en los últimos meses por razones obvias relacionadas con la pandemia. Los que eran pobres antes de la pandemia, los acumulados desde la grave crisis de años pasados,  lo son más ahora y a estos se suman los «nuevos» pobres, los que han perdido el trabajo, el subsidio, el acceso a las condiciones básicas para una vida digna. Se calcula que unos 2,5 millones de personas en España, un 5,4% de la población, viven por debajo de lo denominado umbral de la pobreza. Una «pandemia», la de la pobreza y la exclusión social, que nos acompaña desde hace mucho y que lejos de desaparecer o de encontrar una vacuna eficaz para acabar con ella, crece y se enquista en nuestras comunidades. Datos horribles que nos deberían hacer pensar en un doble sentido: el de la solidaridad real, eficaz, que tiende la mano al pobre huyendo de la simple caridad, en la gratitud, como actitud cotidiana de vivir agradecidos por lo que somos y lo que tenemos.

Un lema ya clásico en la comunidad cristiana reza que «fuera de los pobres no hay salvación». Jesús no se encuentra únicamente en bonitos templos y altares fabulosos rodeados de flores y ornamentos; Jesús sale de los templos y abandona la parafernalia para instalarse en la mirada del que te pide en el semáforo o pretende venderte unos pañuelos de papel, en el cuerpo aburrido del que se sienta en un banco cansado de una vida paralela a la vida real, en el gesto de la madre que busca la manera de esquivar por enésima vez el desahucio con sus dos hijos pequeños, dolorida aún por las palizas de una pareja maltratadora y con una madre enferma de alzheimer. Es en esos lugares donde podemos oír con más claridad el sermón de la montaña, siendo el propio Jesús quien nos llama felices por descubrirlo en ellos.

Mirarles, escucharles, sentarse a su lado, apoyarles y ayudarles con generosidad y compasión es lo que significa el lema de este año. Todo esto frente a una cada vez más consumista e injusta sociedad que busca salvarse a sí misma. Siempre es un buen momento para atender al pobre y escuchar su súplica. Hoy más que ayer. Sabiendo que nuestra salvación depende en gran medida de la salvación de los demás. No es caridad, es justicia.

Os invitamos a leer las palabras del papa Francisco sobre esta jornada. Accede con un click en la imagen inferior.

 

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