HOMO, HUMUS

HOMO, HUMUS

Uno a veces se tropieza con lecturas interesantes y estimulantes, de las que dejan un eco en el interior y te provocan un sentimiento encontrado. Este es el caso de una lectura que me tweettean y quisiera compartirla con vosotros. El reconocido teólogo, filósofo y profesor brasileño Leonardo Boff escribía una reflexión sobre el Covid19 y su repercusión en nuestra vida como parte de un todo mucho más grande, el de la Vida con mayúscula. El título es muy clarividente: Por fin el Covid19 nos hizo descubrir el planeta tierra.

Es uno de los efectos positivos -de los poco que quizás podemos encontrar- de esta pandemia. El planeta nos habla, y lo hace a su manera, con su lenguaje y sus gestos, directamente sin subterfugios, al cuerpo y al corazón. Nos habla para decirnos que no podemos olvidarnos de quiénes somos, de dónde venimos y a dónde queremos ir. Esta vez su voz nos llega en forma de «virus», de dolor, de queja y de lamento, sin por ello dejar de seguir hablándonos a diario de formas más amables: con las hermosas puestas de sol, las montañas elevadas, el canto de las aves, el sonido del mar, la vida naciendo,… En ocasiones nos escoge a nosotros como mensajeros y aparece la solidaridad, la compasión, el dolor, la alegría.

El término «hombre», en sentido genérico, proviene de la palabra latina «homo» que a su vez comparte raíz gramatical con el latín «humus» que significa tierra. Del mismo campo semántico, humano, humanidad, humanitario, … Y más allá de aparentes simplezas etimológicas, el término hace referencia a un concepto que a su vez encierra un significado profundo: somos de la misma naturaleza. Hombre y tierra, si preferimos humano y tierra, «homo y humus» compartimos lo más profundo de la la existencia, el hecho de existir juntos, de sostenernos mutuamente y aportar sentido a la vida en ambas direcciones. Tierra y hombres, hombres y tierra somos hermanos, sin más.

Nuestra preocupación por el planeta se ha hecho evidente en multitud de manifestaciones e iniciativas, desde diferentes ámbitos del hacer humano. El movimiento ecologista, ciertas políticas que miran a mejorar el entorno, el compromiso personal y comunitario, líderes de movimientos en favor de la tierra, la misma Iglesia en la figura del papa Francisco -en su encíclica Laudato si-, se levantan en favor de un modo de vida más sencillo y más respetuoso con la propia vida. Y es ahí donde regresamos a la etimología, al «humus» común que nos identifica como lo que somos «homo». 

Espero que os sirva para pensar, paso previo al actuar. La vieja sabiduría bíblica nos lo dice en el libro del Deuteronomio:

«Tenéis que cambiar vuestra relación con la naturaleza y conmigo, si queréis que yo siga ofreciéndoos todo lo que necesitáis para vivir con una sobriedad compartida, en fraternidad y sororidad universales y bajo el cuidado amoroso con todos vuestros hermanos y hermanas de la gran comunidad de vida, también mis hijos e hijas bien amados. En el pasado, en tiempos inmemoriales, os di a elegir entre “la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge la vida para que vivas tú y tu descendencia. Esta promesa la mantendré siempre”» (Deut 30,19).

 

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