TODOS LOS SANTOS, LOS SANTOS DE TODOS

TODOS LOS SANTOS, LOS SANTOS DE TODOS

Cada 1 de noviembre la comunidad cristiana de todo el mundo recuerda a aquellos que por su manera de vivir, destacan en el seguimiento de Jesús y en la manera de vivir conforme a su Buena Noticia, el Evangelio. Es una fiesta tradicionalmente unida a la conmemoración de los fieles difuntos, con visitas a cementerios, recuerdo de los que ya no están, flores y oraciones por los que nos precedieron dejando huella en nuestras vidas. La comida en familia y la visita juntos a cementerios tampoco suelen faltar, aunque este año nos vemos limitados por la situación sanitaria que vivimos.

Y no es una casualidad que una conmemoración siga a la otra. La Iglesia da continuidad a la fiesta de los grandes seguidores de Jesús, los santos, con la memoria de quienes siguieron igualmente a Jesús, pero lo hicieron a cierta distancia. O quizás más cerca de lo que pensamos. O acaso alguien duda de que una madre que ha dedicado la mayor parte de su vida a sacar adelante a sus hijos, quizás alguno más necesitado de cuidados que los otros, merece estar entre los santos que hoy festejamos; o aquellos padres que cruzan un mar incierto, arriesgando la propia vida para lograr alcanzar una nueva, digna, humana, por su familia, por los suyos, no merecen igualmente un lugar entre los más allegados a Dios Padre; o tal vez quien dejando una vida de comodidades se entrega a mejorar la vida de otros más desfavorecidos -lugar donde Dios es muy palpable- no es digno de un reconocimiento especial en el listado de santos y santas.

Porque la definición de santo por excelencia es la que reza: «el que amó hasta darlo todo» por otros, no por sí mismo, siendo ese «otros» el lugar privilegiado donde Dios habita. En consecuencia, lo hicieron por Dios mismo. Es fácil seguir el hilo hasta llegar a la santidad en la vida cotidiana y, en consecuencia, que todos estamos llamados a ser santos, a amar hasta darlo todo.

Pues con esa invitación a darlo todo como madres, padres, hijos, funcionarios, profesores, alumnos, policías, médicos, dependientes, fontaneros, comerciales, políticos… os felicitamos a todos, y hacemos memoria de todos los que ya no están físicamente con nosotros pero perviven en nuestra memoria y en nuestro corazón.

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