¡Qué alegría! ¡A punto de comenzar el nuevo curso!

Nos volvemos a ver en el cole después de unos meses de merecido descanso tras un curso tan peculiar como el pasado. Estamos seguros de que dentro de la mochila, junto a los libros y el material escolar, hay un montón de relatos sobre un verano inolvidable. Los peques estarán deseosos de ver a los compañeros y contarse todo lo que ha ocurrido desde el último día del curso pasado. Los mayores, quizás menos entusiastas, seguro que también llegarán la próxima semana con aventuras imposibles llenas de amistad, esperanza y futuro.

 ¡Cuánto nos echamos de menos!

Y aunque comenzar siempre supone un esfuerzo personal, es con el esfuerzo cómo se consigue aquello que nos hace sentirnos bien con nosotros mismos y con los demás. De ahí que, una vez en marcha, nos adentramos en el misterioso sendero del curso, con sus subidas y bajadas, su terreno llano, sus piedras, baches y charcos, sus sombras y sus luces, con la mirada y el corazón fijos en el final, en el objetivo a lograr.

El nuevo curso supondrá algunos pequeños cambios en las rutinas diarias, empezando por el madrugón cada día. Luego las clases de las diferentes materias, el horario, recreos, actividades extra escolares y deberes para hacer. La mascarilla y el Covid seguirán presentes, pero ya hemos aprendido a convivir con ellos y aprovecharlos como una oportunidad para aprender nuevas formas de vernos, saludarnos, encontrarnos, ser nosotros mismos con los demás.

 

Poco a poco iremos haciendo el camino, cada uno el suyo, pero siempre acompañados. Para ello contamos con la permanente presencia del Padre Bueno al que desde el principio encomendamos nuestro curso. Desde el silencio y la prudente distancia, nos observa, acompaña y suaviza el camino. Estamos seguros de su cariñosa presencia y contamos con Él para llevar adelante nuestros proyectos.

¡Os deseamos desde estas líneas un curso 2021-2022 feliz y enriquecedor para todos.!

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N.B. Os dejamos una oración para rezar antes de iniciar el curso; realmente es para saborear, despacio, cada idea, cada emoción.

¿Qué os parece esta noche rezar con vuestros hijos algo sencillo, espontáneo, para que el inicio de curso tenga una sensación nueva?

 

Señor del Tiempo y de la Vida: gracias por esta nueva oportunidad de empezar y seguir
preguntando, buscando, aprendiendo, construyendo…

Quiero pedirte que mi mirada sea profunda y limpia para mirar con esperanza los días
que voy a compartir junto a mis compañeros, junto a los chicos y chicas y a sus
familias.

Acompáñame en la travesía del crecimiento, de la entrega, del amor y de la lucha por un
mundo más humano y más justo para todos.

Hazme caminar consciente y atento a todas las situaciones y personas con las que me iré
cruzando en este tiempo, que sepa mantener siempre la ilusión de amar como Tú nos
amas.

Quítame el miedo a los cambios y a las preguntas que oprimen mi corazón y mi mente,
y ayúdame a encontrar la mejor respuesta en cada ocasión.

Que dé la bienvenida con una sonrisa a todos los que me ofrezcan su mano y sepa crear
con ellos una red de acogida, de presencia, de implicación y solidaridad de modo que
cada nombre y cada historia me sean importantes.

Que reciba como un regalo personal tuyo cada una de las cosas creadas y sepa
disfrutarlas, pero también cuidarlas y compartirlas no sólo con los míos.

Que en cada uno de mis gestos durante este curso no falte ni la ternura, ni la compasión,
y que sepa comprender y acoger las alegrías y las tristezas de todos los que me rodean.

Que cada mañana despierte sereno y con energía, con un “gracias” en mi corazón y en
mis labios, y que mis palabras y mis hechos, pequeños o grandes, anuncien que tu
presencia sigue en viva entre nosotros.

Que mi espíritu esté abierto para descubrir lo que quieres de mí en cada momento y que
mi oración sea un tiempo de amor y docilidad a tu Palabra.

Siembra toda mi vida con semillas de paz y de esperanza, que me hagan crecer como
persona y mejorar el pequeño rincón de la tierra en el que me has puesto.

Te ofrezco todas las horas de este nuevo curso para que sin miedos ni falsas excusas,
sea capaz de enredarme en la vida de los demás ofreciéndoles lo mejor de mí.

Señor, sé Tú mi Roca, mi Fuerza, mi Consuelo y mi Apoyo… y aunque yo me olvide de
Ti, no te olvides nunca de mí.

Amén.